domingo, 21 de noviembre de 2010

Sentenciado

XVII
Saco punta al lápiz. Como dice mi hermanito de 4 años, que es todo un filosofo de la materia: “lo que más me gusta es borrar y dormir”.


XVIII
Y ella me escribe. Y como agradezco sus mensajes. Si las buenas costumbres no me limitasen diría que me está enamorando con cada palabra.


XIX
Se tienen mil prejuicios contra todo y al amor se lo deja vagar en libertad. Pero pasa que las cosas son sin más y el amor, en cambio, es un ramillete de prejuicios empaquetado con mil florituras.


XX
Una semana encerrado jugando al Pac-Man me ha enseñado que o te comes a los fantasmas o ellos te comen a vos. Y que la píldora puede ser una solución rápida pero de poco alcance. Habrá, pues, que ir pensando en mañana.


XXI
…y la lámpara proyecta sus sombras sobre todo el que brilla con luz propia.


XXII
Que está harta del pasado me dice la coleccionista de estampillas.



XXIII
voy a dejar de fumar, está decidido. Esto paso hace un mes. Luego de cinco horas sin nicotina estrelle el ordenador contra la pared, le di una soberana paliza a mi vecino delante de su mujer, y acabe el día esnifándome dos paquetes de ducados. A partir de entonces, en casa me tienen prohibida cualquier iniciativa. Que hay cosas, me dicen, que es mejor dejarlas como están.


XXIV
Ya no hago ciertas cosas, pero que ciertas eran las cosas que hacía.


XXV
De no haber errado tanto como erré aún me quedaría mucho camino por delante. No puede dar aciertos quien no aprende a fuerza de equivocarse.


XXVI
Cuando llueve salgo a la calle para ser bautizado. Le di mi amor como se da un ramillete de flores y he ahí que estuve mal. La próxima vez le cobrare diez céntimos por cada flor. La próxima vez…he ahí donde sufro goteras. Al amor se lo bautiza bajo la lluvia, entre las flores. He aquí una hermosa metáfora.


XXVII
Buscar en los espacios negativos la verdadera forma. Otra cosa es dormir desnudo y acusar un resfriado. Dolerte de goteras y hacerte el calcetín sucio. Esnifarte mil amaneceres y maquillarte las ojeras. Repetirme el cuento chino y soplarle tres veces el rancho a la esperanza.


XXVIII
Le dije:
-La moraleja del cuento sólo sirve a ese cuento, y la casualidad es un tipo que espera durante cinco horas escondido en un zaguán a que pase menganita de sus amores para caerle encima a la vez que le suspira ¡ah, qué casualidad!-


XXIX
En esta tarde los arboles filtran un ruido de ubres. En esta tarde la impostura encadenada del terreno que hace sospechosa toda verdad. Tarde que se impuso y tuvo poder sobre todos mis instintos.


XXX
obra grandiosa que invierte todo el amor en el porvenir, pervirtiendo todo lo soberano, inherente a la belleza!



XXXI
¡Hombre que es él con un martillo divino, predicando la atrofiada voluntad de quebrantar a los fuertes.


XXXII
Sufre el virus de la palabra! Sabiendo de antemano que no hay cura posible.

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El Modo

este que se arrastra por las calles entre la gente el que se pasa el día llorando en un cuarto oscuro deseando estar muerto no soy yo ahora ...