sábado, 23 de octubre de 2010

La casualidad

a Carito

Me dijiste que dejando todo en manos del azar este no hacía que nos crucemos…y yo te digo que el azar es eso que pasa todos los días, pero lo que ocurre es que hay que estar justo en medio para que nos toque…en todo caso…arreglado el problema (a las 13hs.) te escribí esto. Espero te haga reír.


La casualidad puede ocurrirle a dos personas que suelen asistir a un mismo sitio a diferentes horas y que por alguna razón un día uno de los dos se retrasa y coincide con la otra…por ejemplo:

Un enorme nubarrón en el cielo y fuertes ráfagas de viento amenazan tormenta. Con un 80% de probabilidades de lluvia gran parte de los transeúntes (odio esa palabra) empuña sus paraguas cual espadas. De repente el cielo descarga una gota. Sólo una. La desilusión de los rostros quita importancia al fenómeno. Habría que pensar que una gota es tan difícil de crear como un millón de ellas. Sigue siendo, después de todo, un fenómeno digno de la física.

En fin, a lo que íbamos...

Esa sola gota que acaba de escupir el cielo, cae sobre el cristal de una ventana del edificio de la calle perico Pérez. Es una gota saludable de vientre plateado pero que, a medida que se desliza sobre el cristal, va perdiendo mucho de sí. El ejercicio afecta a las gotas casi de manera inmediata. Debe ser por eso que rara vez se vean goterones.

La gota se suelta y cae sobre el toldo del balcón del primer piso que, precisamente, el día anterior fue encerado por su dueño (Tengamos en cuenta que es verano y hay que protegerlo de los insistentes rayos del sol). Así que la gota, ni bien toma contacto con la superficie encerada, baja ligera como un rayo.

Un hombre, que en ese preciso instante (en un relato sobre la "casualidad" son muy importantes los términos como..."de repente" "en ese preciso momento" o "precisamente") pasaba por debajo del toldo, alza la vista y la gota cae dentro de su ojo izquierdo (Siempre es un misterio el por qué de que un hombre alce la vista cuando pasa por un edificio. Algo que de todos modos no nos compete a nosotros desvelar).

Lo que ocurre cuando la gota impacta sobre el ojo izquierdo del hombre es algo que se puede deducir fácilmente. El hombre se lleva ambas manos a la cara (con una habría bastado) y a ciegas sigue avanzando hasta tropezar con un perro, que en esos momentos paseaba su vida de perros repleta de pulgas por la calle perico Pérez. El perro que lanza un aullido lastimero, el hombre que tropieza y cae de bruces…el perro que sale disparado…la gente que se gira a mirar sin detenerse (será porque enseguida notan que el hombre va a levantarse por sus propios medios)…y efectivamente, el hombre se incorpora lentamente sin mirar a su alrededor, profundamente apenado por lo que acaba de sucederle…avergonzado! (El hombre tiene la extraña costumbre de sentirse avergonzado por caer delante de sus semejantes, pero seguramente ese mismo hombre no se sentirá avergonzado de sus canalladas, las cuales lleva a cabo con premeditación. Si preguntásemos por ahí, a los testigos de la caída, a los que no han corrido en auxilio del desafortunado o que, simplemente, no se han acercado a preguntar siquiera si se había hecho daño…si a esos mismos les preguntásemos si no se sienten avergonzados por su actitud, seguramente responderían que no).

Finalmente…Raúl que en ese momento tenía que acudir a la biblioteca, tumbado en el sillón, apenas si se hace eco del ladrido del perro (a decir verdad, ni siquiera se entera de lo ocurrido. Toda una casualidad, no?). Visiblemente intrigado cambia de canal y se dice que como han anunciado lluvia mejor se quedara en casa e irá más tarde a la biblioteca. Precisamente (otra vez el término mágico, indubitable protagonista del relato) a la hora en que Julia quedo en encontrarse con unas amigas de la universidad.

El resto no será ya casualidad. El resto será o no será, como consecuencia de una suma de creencias y costumbres.

Casualidades y misterios de la vida humana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

El Modo

este que se arrastra por las calles entre la gente el que se pasa el día llorando en un cuarto oscuro deseando estar muerto no soy yo ahora ...