jueves, 2 de junio de 2011

Cuando ladran los perros de mi alma
Cuando la aguja cae su lluvia de remiendos
sobre el cristal del cielo.
Cuando tropiezo ante una visión inesperada
vencido sin remedio por la gracia de un beso
que se cuela por la cerradura de la piel
Cuando arde el incienso de mi voz
como un pájaro desatado bajo las paredes del cuarto
y el silencio un gato que intenta darle caza.
Cuando todo parece estar aterradoramente cerca
Cuando lejos solo sirve para medir
la distancia que me separa de mi mismo.
Cuando las sombras son marionetas grapadas a mis ojos.
Cuando mi lengua lame los huesos de mis costillas
y desde que mi corazón ha dejado de ser mío
este puñado de ser esta ardiendo sobre una cuchara
su última plegaria.

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