- Contra la pared. - dijo el policía
- No, no hace falta, quédese de frente. - me dijo su compañera, cuando yo me giraba de cara a la pared.
- Sus documentos, por favor - me dijo él.
- puede ir sacando lo que lleva en los bolsillos muy despacio - me dijo su compañera - con calma - agrego enseguida, moviendo su mano derecha, muy lentamente, arriba y abajo, como para botar una pelota de basketball.
- estoy calmado - dije yo -soy muy friolero- agregue
- chistoso?- pregunto su compañero
- no tiene más que mirar el color de mis manos- dije yo
- tomo alguna sustancia- me pregunto él
- no se a que se refiere con sustancia, especifique más- dije yo
- tomo usted drogas- repitió el, un poco alterado
- con calma - le dije - estamos entre gente buena - y luego seguí
- ansiolíticos - mientras sacaba de los bolsillos una caja de
Clonazepam y otra de Alprazolam.
- Es usted paciente psiquiátrico - me pregunto ella con amabilidad
- si - respondí.
- y suele llevar las cajas encima - me pregunto él
- nunca - respondí - las compre hoy.
Él le paso una caja a ella y sacaron los blisters de dentro.
- Pero este blister solo tiene una pastilla.- dijo él.
- Este dos - dijo ella.
- Nos dice que las compro hoy, y ya solo le quedan la mitad de cada caja.- dijo él, en tono de burla o sintiéndose burlado.
-Indicaciones del doctor- le dije - cada vez que duela o tu cabeza tenga malos pensamientos- esas fueron las palabras del Doc- les dije.
- Tiene las recetas o algún comprobante - dijo ella
- Aquí señorita - le respondí mientras le extendía el duplicado de las recetas.
Las observo un momento y me las devolvió.
-Puede guardarlas- me dijo y dirigiéndose a su compañero - todo en orden.-
-Que mas tiene en los bolsillos- me pregunto él - no quisiera tener que cachearlo - prosiguió.
Saque mi billetera, un paquete de tabaco, un mechero y un cutter.
-Y esto- dijo él inmediatamente blandiendo el cutter a la altura de mis ojos
-por sí decido quitarme la vida- le dije, con mucha calma.
-Esto es posesión de alma blanca- me dijo él
-eso no clava, es un corta papel, por dios - le respondí y proseguí - lo compre hoy, esta en su celofán, con el precio, ni siquiera lo abrí- apelando a la comprensión de su compañera - es para hacer manualidades, ya sabe, me distrae de los malos pensamientos, de los pensamientos suicidas, también recomendación del psiquiatra.- agregue
Ella se acerco más a su compañero y susurro - no parece, ya sabes, que no tiene la pinta de esos. - pude oírla. - Yo le creo.- dijo finalmente.
- Muy bien, tiene algo más encima. - pregunto él.-
- No- respondí, mientras me palpaba el saco para que vieran que estaba vacío y daba de sí los bolsillos del pantalón - completamente vacíos - les dije.
- Hacia dónde se dirige - me pregunto él
- vuelvo a casa- respondí yo
- vive lejos- me pregunto
- a seis calles- conteste
- muy bien puede guardarse sus cosas- me dijo él mientras apartaba a su compañera unos metros de mi.
Ella me miraba y negaba con la cabeza a todo lo que él le decía. Luego hablaba ella gesticulando con las manos, muy dulce.
A los pocos minutos volvieron.
- Muy bien- dijo él - puede marcharse, y espero no volver a cruzármelo durante esta noche.
Y yo,
- No volverá a verme, no esta noche - le respondí sonriente
- y no vaya por ahí con todas esas pastillas encima y baje la dosis- me dijo ella, sonriendo
- lo tomare en cuenta - le respondí.
Acto seguido me despedí y tome el camino a casa. A los pocos metros, abrí la caja de alprazolam, saque la última pastilla que quedaba en el primer blister y la puse bajo mi lengua. Amarga como el limón. Más amarga incluso que el desamor.
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